Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las piruetas de Olivas, la fiel secretaria y dos acusados de blanqueo para defenderse en el caso Erial

El exjefe del Consell defiende sus gestiones por las que cobró 500.000 euros y Mitsouko Henríquez niega que un testaferro le entregara dos millones

Trece de los quince acusados por el caso Erial, en el primer día del juicio. Germán Caballero

Las confesiones de los cuatro acusados que han admitido los hechos, complican las declaraciones de los otros once procesados en el caso Erial por el presunto amaño de las ITV y el Plan Eólico. Ya se vio en las declaraciones de Eduardo Zaplana y su contable, Francisco Grau. Y se confirmó en la maratoniana sesión de ayer en la que también declararon el expresidente de la Generalitat, José Luis Olivas; la secretaria de Zaplana, Mitsouko Henríquez y los empresarios Francisco López "El Gasofa" y Carlos Gutiérrez Mondedeu.  

José Luis Olivas, el ex «Molt Honorable»

El expresidente de la Generalitat José Luis Olivas fue el primer «Molt Honorable» en perder esta condición al ser condenado en 2017 junto a Vicente Cotino por un presunto delito contra la Hacienda Pública y falsedad documental a un año y medio de cárcel. El hecho enjuiciado fue el pago de 580.000 euros (IVA incluido) en 2008 por Vicente Cotino a José Luis Olivas, por «mediar» en la venta de las acciones en Proyectos Eólicos Valencianos SA -participada por Endesa (55%), Sedesa Inversiones (20%) y Bancaja (20%)-. Cotino quiso desgravarse la factura e intervino la Agencia Tributaria. El por qué se pagó esa cantidad no se concretó porque ya se investigaba bajo secreto en el Juzgado de Instrucción 8. Olivas intentó ayer enmendar esta sentencia, ya firme. «No es así», defendió ante el tribunal. «Hay una justificación distinta. Yo tengo los correos que justifican que yo hice la negociación». En la sentencia de 2017 ya se señalaba que ninguna de las empresas que participaron en la venta de acciones «necesitaban a Olivas». Y advertía que «una conversación no vale 500.000 euros» por lo que «no existió ningún servicio de gestión y asesoramiento» que justificara el pago del medio millón de euros. Aunque Olivas insistió en reivindicarse. «El compromiso que tenía con Sedesa eran honorarios de éxito. Si ellos conseguían [revender las acciones de su empresa eólica] yo cobraría 500.000 euros. Si no lo conseguían no cobraría nada». Y añadió que «a raíz de las gestiones que yo hice se trasladaron las renovables de Endesa a Valencia». 

Mitsouko Henríquez, la fiel secretaria

Mitsouko Henríquez ha sido la fiel secretaria de Eduardo Zaplana desde 1991 a quien conoció cuando trabajaba en el grupo parlamentario de las Corts. En todas las gestiones a los amigos que Zaplana defiende que realizaba allí estaba también Mitsouko Henríquez. «Cuando alguien quería algo del señor Zaplana era mi móvil el que daba. Yo he hecho gestiones para muchísima gente», explicó para justificar que participara en amueblar el piso en la calle Núñez de Balboa, la parcela adquirida en la urbanización la Finca o la recogida de dinero en el banco como los 50.000 euros que le incautó la Guardia Civil el 22 de mayo de 2018. También aseguró no haber visto los «dos millones que el testaferro Belhot asegura que le dio». 

Carlos Gutiérrez Mondédeu, el suministrador de barcos y aviones

Es el empresario que suministraba barcos y aviones a Zaplana para viajar a Niza o Marraquech. A cambio, el expresidente medió por él ante la extinta Bancaja. «Teníamos un corro bancario de 250 millones, pero no nos subrogaban». Tras la mediación de Zaplana, Bancaja le refinanció una deuda de «más de 50 millones». Gutiérrez Mondedeu negó haber colaborado en la trama de blanqueo. Recordó que ninguna de sus empresas «nunca» fueron adjudicatarias de la Generalitat y aseguró que nunca le dio a Zaplana dinero en efectivo.

Francisco Pérez «El Gasofa»

El empresario de la Marina confirmó que reservó con 23.00 euros un crucero que disfrutó Zaplana y unos amigos: «Hice la gestión y ordené la transferencia de 23.000 euros, pero luego me los devolvió Zaplana en dos transferencias», aseguró en contradicción lo que dijo en instrucción. También admitió haberse visto obligado a comprar junto a Zaplana y otros amigos la embarcación que usó poco porque «cada vez que llegaba al Puerto el barco estaba hecho un asco». Y porque «no se ponían de acuerdo» para turnarse en su uso. 

Compartir el artículo

stats