De momento no hay detenidos, pero los habrá pronto. Agentes del grupo de Homicidios de la Guardia Civil estrechan el cerco sobre el autor o los autores del asesinato de Rosa del Carmen Pous Escrivà, la maestra de Infantil jubilada cuyo cuerpo sin vida, cosida a cuchilladas, fue encontrado por su hija poco antes de las dos de la tarde del domingo en su casa de la calle Xiquet de Rafelcofer, tal como adelantó ese mismo día Levante-EMV. 

En principio, los investigadores han descartado el robo como móvil, ya que quien mató a Rosa no se llevó ni sus joyas ni los objetos con posibilidad de venta en el mercado negro que había en la casa. Tampoco revolvió los cajones ni los armarios. Todo estaba en orden y la puerta ni siquiera había sido forzada.

"Me dijo que tenía ganas de matar a alguien"

De momento, las principales sospechas recaen sobre el vecino de enfrente de Rosa del Carmen, cuyo nombre responde a las iniciales R. U. P., y un amigo de este, A. S. E., que reside en la vecina la Font d’En Carròs. Ambos son consumidores de estupefacientes y alcohol y tienen antecedentes, tanto por robos como en relación con el tráfico de drogas. Y los dos han sido interrogados, pero sus versiones son contradictorias. De hecho, uno señala al otro y el otro, al uno. «Me dijo que tenía ganas de matar. Yo creo que ha sido él», aseguró ayer R. U. P. a varios periodistas, horas después de ser interrogado por los investigadores.

De momento, aún no han sido detenidos, ya que los agentes de Homicidios esperan contar en breve con resultados que les permitan dirimir el grado de implicación de cada uno de ellos, ya que todos los indicios reunidos hasta ahora les señalan.

Sangre en las dos viviendas y en la calle

De momento, se están analizando muestras de sangre recogidas en distintos puntos y prendas, tanto en casa de la víctima como en el domicilio de uno de los sospechosos y en la calle, entre ambas viviendas.

Además, la Guardia Civil ya ha solicitado a la jueza de Instrucción número 3 de Gandia, que ha asumido la investigación ya que estaba de guardia cuando se produjo el crimen, la intervención, volcado y análisis de los teléfonos móviles de los dos sospechosos, para cotejar dónde posicionan en cada momento de la noche y qué mensajes y llamadas se cruzaron entre sí.

La sorprendieron mientras cenaba

Según la información recabada por este diario, fueron unos menores quienes encontraron a última hora de la mañana del domingo una cartera en una acequia, junto al barranco, a las afueras de Rafelcofer. Al ver que era de una vecina del pueblo, Rosa del Carmen Pous Escrivà, se la llevaron a su hija. Esta, alarmada, cogió las llaves de casa de su madre y se dirigió a la vivienda, en el número 10 de la calle Xiquet. La mujer abrió la puerta, que no tenía señales de violencia, y, al entrar, vio el cuerpo de su madre tendido en el suelo, al fondo del pasillo.

La hija se acercó y, al ver la sangre, supo que estaba muerta, que había sido víctima de un crimen, por lo que pidió auxilio desesperadamente. Junto al cuerpo de la víctima, que tenía 66 años, estaba su batín ensangrentado y sobre la mesa del comedor, el plato con la cena a medio terminar. 

Por todo ello, los investigadores creen que el crimen fue cometido entre las nueve y las diez de la noche del sábado, y que Rosa abrió la puerta a alguien a quien conocía. De nuevo, las sospechas apuntan a su vecino de enfrente.

Cerca de una veintena de cuchilladas

Según fuentes de toda solvencia, la mujer recibió cerca de una veintena de cuchilladas con un arma que no ha sido localizada, por lo que todo apunta a que el asesino llamó al timbre con la idea preconcebida de atacarla sin dejarla ni reaccionar. De hecho, la víctima ni siquiera tiene heridas de defensa porque no le dio tiempo.

Todo apunta a que una de las lesiones, muchas de ellas en el pecho, le afectó al corazón, según el informe preliminar de la autopsia, que empezó a practicarse ayer en el Instituto de Medicina Legal de València.

Rosa del Carmen Pous Escrivà, de 66 años. Levante-EMV

Agentes del laboratorio de Criminalística inspeccionaron tanto el domicilio de la víctima como el de su vecino de enfrente, R. U. P., quien dio su permiso a los guardias para entrar ese mismo domingo y practicar un primer registro. De casa de R. U. se llevaron, entre otros numerosos efectos, un pantalón de chándal con sangre que, según su dueño, proviene de su amigo, A. S. E., «que empezó a autolesionarse en mi casa y se limpió con mis pantalones»

"Me daba mucho miedo"

Según su versión, ambos habían estado consumiendo alcohol y drogas, hasta que, según R. U. P., su amigo empezó a ponerse violento y a autolesionarse. "Me daba mucho miedo", asegura. Es en ese momento, según él, cuando empezó a decir que tenían ganas de matar a alguien.

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Asesinan a cuchilladas a una mujer en su casa de Rafelcofer Sergi Sapena

A continuación, asevera que él mismo lo llevó a su casa, en la Font d'En Carròs. "En ese momento seguro que no lo hizo, pero igual luego volvió en la bicicleta y la mató", esgrime, en una versión de los hechos carente de sentido. R. U. P. fue interrogado en la tarde del domingo en calidad de testigo. De momento, hay sospechas de su presunta vinculación con el asesinato, pero es necesario que se conviertan en indicios más sólidos para acusarle.

El otro sospechoso dice que se pelearon

A continuación, los especialistas de Homicidios fueron en busca de A. S. E. a la Font d'En Carrós y se lo llevaron para tomarle declaración. También como testigo. La versión era exactamente la contraria. Según este sospechoso, la sangre es producto de una pelea entre ambos, pero asegura que él jamás acudió a casa de la vecina de R. U. P. Como en el caso de su amigo, cuando concluyó el interrogatorio, los agentes encargados de la investigación lo dejaron ir. De momento. Cuando lleguen los resultados, las evidencias tendrán la última palabra.